Los vapores y lanchones constituían el principal medio de transporte para la población local de Pucón, Villarrica y de los alrededores del lago. Los vapores arrastraban a los lanchones que transportaban madera, materiales de construcción, trigo, animales y otros elementos vitales para la naciente población.
Los vapores funcionaban a caldera y medían alrededor de 20 metros de largo y cinco de ancho. Estos cruzaban el lago entre las ciudades de Villarrica y Pucón y algunos pasaban a recoger gente atracando en varias partes, como en el fundo Buenos Aires.
Los vapores se construían con trozos de madera que se volteaban:
“se ponían arriba de un hoyo con dos, tres palos atravesados. Un hoyo
rectangular de 2 metros 20 de profundidad y ahí se ponía un hombre arriba y
otro abajo con una corvina cortando las tablas al hilo. Se necesitaba una
corvina bien afilada y el buen estado físico del hombre.
Los hombres se iban tabla por tabla y después se usaban muchos cepillos
monduleros. En un árbol de raulí se hacia la mitad del barco a lo largo con la
escofina y con el pauser, que es un cepillo chiquitito de mano, esto le daba la
forma de la mitad del casco. Si esto se invertía daba el otro lado. Entonces se
hacía un sólo lado que era el modelo del barco de la proa a la popa, pero a la
mitad entonces eso después que se hacía en la forma del casco, porque el casco
puede ser en doble, con un poquito de esquilla abajo o de otra forma, entonces
después cuando se rebana el barco cada tanto centímetros le da la medida exacta
del otro lado y en base a eso él tenía las dimensiones y después solamente
traspasaba las medidas a tamaño y hacia las cuadernas y así se armaba el
barco”. (Eduardo Gudenschwager, 2006)
Principales Vapores y Lanchones
• Lancha Aldonsa Lozano. Comunica a la nueva población entre Villarrica y el
Fuerte Pucón. En mayo de 1883 arribó al pueblo el Capitán Giñi del N°9, a cargo
de 60 hombres con destino Pucón.
• Barcaza a Vapor del Ejército de Chile. En 1886 el Ejército de Chile pone esta
embarcación al servicio para transportar personal militar entre las
fortificaciones de Villarrica y Pucón. Esto también benefició a los pobladores
civiles del área lacustre precordillerana.
• Lanchones de remolque y carga de madera conocidos como “El Santa María” y el
“Santa Magdalena” construidos en 1904 gracias a la iniciativa de los vecinos
Pantaleón Sáez y Diego Navarrete, lo cual facilitó, agilizó y acrecentó el
lento traslado de madera por el lago. Los restos de estos vapores o motonaves
aún se pueden observar sumergidos al costado izquierdo del Muelle Viejo, frente
al nacimiento del rió Toltén.
• Vapor Emma, primer vapor a vela construido en madera a mano por don Otto
Gudenschwager en 1904, tenía 18 metros de largo. Era un barco con una proa
larga como un carral adelante, fue hecho de lingue y estuvo a flote 4 años.
Construido en la playa frente a la actual Capitanía de Puerto.
• Vapor “Doña Rosa” de trasporte de pasajeros construido por Otto Gudenschwager
en el año 1908 que también ocasionalmente hacía de remolque. Pesaba 60 toneladas,
22 metros de eslora y capacidad para 150 pasajeros.
• Lancha Alessandri (1924-1936), construido por Otto Gudenschwager.
• Lancha La Trucha (1920-1935), construido por Otto Gudenschwager.
• Lancha Quelhue (1935-1955), construido por Otto Gudenschwager.
• Vapor Cóndor, construido por Otto Gudenschwager
• Remolcador Puelche (1950-1958), construido por Otto Gudenschwager y Helmut
Kock. Fue un prototipo diseñado especialmente para navegar con temporal de
pueblo y viento note, con quilla pegada y popa en punta con excelentes
resultados. Se construyó en 1950 y navegó hasta 1985.
• Vapor Amelei pertenecía a Wagner.
• Lancha Cisne, construida Enrique Felis y comprada por el premio Nacional de
Literatura Fernando Santivan.
• Lancha Picaflor construida por Enrique Felis y comprada por el premio
Nacional de Literatura Fernando Santivan.
• Vapor El Marichen (diminutivo de María en Alemán), tiempo después fue
trasladado al Calafquén con el nombre de Buby.
• Existieron otras embarcaciones como: El Mallolafquén, El Atún que perteneció
al Obispado, el Chucao construido por Philippe Mérien. Un productivo
constructor de embarcaciones fue Enrique Felis, entre las cuales se cuenta: El
Elisa (1936 aprox.-1951), Patria, Luz, Rápida que descendió por el rió Toltén
hasta Pitrufquén, Huitra (ex Clemente) que después perteneció a Teodoro Kunze
y, finalmente, a Ferrocarriles del Estado.
La extracción maderera y el Ferrocarril
El movimiento náutico del lago se intensificó con la llegada del ferrocarril a Villarrica en 1933 y con la construcción de caminos alrededor del lago la madera se comenzó a sacar por medio de camiones.
Hoy en día, a pesar de la deforestación provocada por la tala indiscriminada de bosques e incendios forestales, aún es posible encontrar extensos vestigios de la flora nativa característica del bosque templado lluvioso, entre los cuales se encuentra el roble, la luma, el arrayán, el lingue, ulmo, olivillo, raulí, el coigüe y el mañío.
La extracción de madera se hacía en forma artesanal, labrados con hachazuela, transformándolos en durmientes. Eran transportados por medio del río Toltén hasta Pitrufquén donde se desembarcaban para llevarlos al norte. En 1912, se draga y ensancha el nacimiento del río Toltén, parte de su lecho y orillas, en beneficio del transporte maderero fluvial.
“Antes que llegara el ferrocarril, la madera se mandaba por balsas por el río Toltén para abajo. Mi papá (Otto Gudenschwager) la llevaba en barcos hasta ahí y ahí la acanchaban y hacían las balsas. Se iban dos o tres hombres para abajo del río en balsa y en Pitrufquén tenían una cancha donde sacaban la madera. Las balsas llegaban a la orilla, los hombres iban con palos grandes con micheros y la madera en esos años no tenía mucho valor, la gente vivía para subsistir solamente” (Eduardo Gudenschwager, 2006).
Los durmientes se utilizaban para la construcción de las líneas férreas y madera dimensionada. Algunas maderas como el lingue eran muy apreciadas para la construcción de muebles y embarcaciones.
Paulatinamente, fue aumentando la extracción de madera a medida que se fueron sofisticando los medios de extracción como la utilización de los aserraderos a vapor. Pero un elemento fundamental fue la llegada del ferrocarril con el ramal Loncoche-Villarrica.
El ferrocarril tenía un muelle a la orillas del lago, en el sector de la playa Pucara, conocido como el “Muelle Negro” donde había una línea que venía de la estación de ferrocarriles de Villarrica hacia el muelle. La madera, principalmente los durmientes llegaban de los lanchones directamente al tren. De ahí partían con el convoy hacia Loncoche, para después tomar rumbo hacia el norte o el sur, a ciudades como Temuco, Concepción, Santiago y otros puntos.
“También descargaban la madera donde Vallé conocido como “el gringo” en el muelle Negro donde llegaba el tren. En el muelle el Lanchón llegaban los que traían la madera de Flor del Lago, descargaban ahí la madera, la enganchaban y cargaban una carreta de bueyes, llevándosela para arriba”. (Gonzalo Saldaña, botero, 2006).
La integración del territorio al resto del país prosiguió con la ampliación de
las vías carreteras, la construcción de puentes, como el Rodrigo de Bastidas en
1924, y del ferrocarril. La ampliación de las vías camineras y la mayor
intensidad de las actividades forestales, como las plantaciones de pino
radiata, oregón y eucalipto, permitieron la ampliación de la frontera agrícola
y ganadera. Para esta fecha en la zona ya existe un turismo organizado que
ofrecía servicios hoteleros que eran nutridos, permanentemente, por visitantes
nacionales y extranjeros que arribaban al área de Pucón. Se ofrecían
excursiones al volcán, ascensos al cráter y visitas a las termas de Palguín y
volcán Lanín.
(FUENTE: PUC Villarrica, Victor Durán, 27.01.2012, www.victorduranconcejal.blogspot.com / Texto sin modificación)